“El filósofo es una de las formas en que se manifiesta el taller de la naturaleza: El filósofo y el artista hablan de los secretos de la actividad de la naturaleza”.
Friedrich Nietzsche
El espíritu aventurero inadecuado para la cristalización del conocimiento, se rehace en las escaramuzas de un territorio movido por el movimiento. Su sesgo de intimidad precursora se alimenta de las calles, carreteras, suburbios inmerecidos. Es inusual que se puedan compartir fácilmente estos eventos antes del enlucido conceptual. La irregularidad narrativa como propósito sin propósito adquiere casi poesía, para intentar decir algo sobre hechos irreconciliables desde la perspectiva de límites bien definidos. Esta lógica de singularidades fluctuantes se aplica a cosas irreconocibles en el vocabulario conocido.
Su desprecio por las fronteras,
objetivado por acuerdos y leyes, es capaz de anticipar mañanas en el ahora
irrefutable. En un carácter de existencia marginal entre lo cotidiano y el
espejismo de las distancias, parece querer estructurarse en la dialéctica del
azar. Se instituye una especie de no lugar en una percepción visionaria de las
cosas y eventos que te rodean. Los refugios existenciales descritos en la
provisionalidad de los apodos buscan denunciar la multiplicación de los
exiliados, donde es posible apreciar el proyecto personal en nuevas
direcciones.
En un hoy desprovisto de un punto
final, en la quimera de estos errantes de un quizás, es posible vislumbrar los
mañanas inauditos. Debido a esta característica indefinición en los anuncios,
la subjetividad, incapaz de vivir siempre lo mismo, se despliega debido a los
movimientos sin precedentes. Por estas expresividades aún sin objetivación,
surgen deconstrucciones, reconstrucciones, búsquedas. Contenido sin un discurso
legible que decir. La aptitud para la mezcla parece establecer una intersección
con las nuevas verdades, recién llegadas de un lugar desconocido en la propia
estructura. Se establece así una correspondencia, donde la diversidad se
anuncia como fuente de originalidad. Un aventurero para contrarrestar las
insinuaciones de que la vida pasa en un solo lugar. Viajero precursor para
especializarse en conocimientos itinerantes.
En este extraño cotidiano que
nunca deja de llegar, se instituye algo indefinible o enmarcado
apresuradamente, por los intereses en clasificar su sesgo publicitario. En una
lógica así dispuesta, la única garantía es que no hay garantías. No es tan
sencillo reconocer la extraordinaria materia prima en este devenir existencial.
A menudo se presenta como una amenaza porque es extraño. Su erudición nómada
aparece en poéticas de contradicción con el mundo conocido. Para quienes creían
haberlo visto todo, la vislumbre de esta perspectiva, por sí sola, ya puede
compartir autogenias.
Es interesante notar su
renacimiento como superación de sus cenizas. Una especie mixta de Fénix,
Hermes, Dionisio en un alma cuya característica es la percepción inquieta de
estos momentos ante tí. Su instinto cambiante se alimenta de las impermanencias
y redescubre, desde ese territorio, las formas de descubrir los mañanas. La
epistemología de estos caminos valora la crisis y el caos como movimiento
precursor, acogiendo el espíritu de una nueva alma que está llegando. Su
estética de lo incompleto sigue entre líneas de incertidumbre, quizás ahí
radique el miedo y la inseguridad del mundo normal, que teme perder territorios
que ya han sido conquistados.
Una prueba de esta integración
personal provisional, en estos caminos de redescubrimiento, es la concesión de
un lenguaje propio. Para saber más, es preciso salir de la zona de confort,
realizando una reciprocidad con los temas marginales de la propia estructura.
Desarrollar fluidez en los distintos idiomas posibles en la misma persona.
*Traducción al español: Profa.
Dra. Arantxa Serantes
**Hélio Strassburger en: “A
Palavra Fora de Si – Anotações de Filosofia Clínica e Linguagem”. Editora
Multifoco/RJ/Brasil.
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